martes, 28 de febrero de 2012

Cosas de las Mujeres que espantan a los Hombres

Hace un par de meses me fui de viaje a Cusco, una de mis ciudades favoritas en Perú. Cargando al hombro mi clásico maletín negro SuperBowl 2000, fiel compañero de cientos de aventuras, partí al aeropuerto con rumbo al sur. Los que me conocen saben que los últimos 4 años de mi vida, me ha tocado trabajar viajando por todo el país, y he aprendido a la fuerza  y sin querer queriendo a viajar sólo. Debo admitir que las primeras veces tuve muchas dudas, sobre todo al pensar  en que por ir sólo, no tendría con quien converzar y probablemente eso me iba a aburrir mucho. Por suerte, me ha pasado todo lo contrario, he conocido un montón de personas,  he hecho muchos buenos amigos y me han pasado muchas cosas divertidas, curiosas, alegres, estúpidas, locas, tristes y también de terror, como la que les voy a contar a continuación, que dan pie al tema de éste post.

Como usualmente ocurre, se me habían pasado las horas navegando entre las actualizaciones de estados de facebook de mis amigos. Cuando reaccioné ya estaba tarde,  así que llené mis maletín con todos  los trapos y "porsiacasos" posibles, y me fui al aeropuerto en el primer taxi que encontré. Caballero, tenía que hacer el Check in allá nomás, y soportar la cola del counter de Lan, no había de otra. Por lo general, elijo un asiento del pasadizo, procurando que sea uno entre la fila 12 y la 24, que son las que normalmente embarcan primero en vuelos nacionales. Esta vez, por demorón, tuve que conformarme con uno de los pocos disponibles, el 10B, entre la ventana y el pasadizo, entre el A y el C. Mientras imprimían mi ticket de embarque, y me limpiaba las legañas, me acordé del hijo de puta de Murphy (el de la ley) y pensé: "De seguro me toca entre un gordito que no se ha bañado en una semana y una señora pedorrienta, yo siempre soy salado para estas cosas."

Lo cierto es que subí al avión, bastante desmotivado. Mientras caminaba por el pasillo, empecé a buscar mi asiento, y tal como temía, tenía de compañero en el 10A un gordito que no se había bañado no en una, sino en dos semanas. El Score señaló: Murphy 1 - Luis 0.  Resignado coloqué mi maletín en el compartimento superior, ocupé mi asiento y cerrando los ojos elevé una plegaria de misericordia al cielo. De pronto escuché un "Excuse me" que me alegró el día. Se trataba de la dueña del asiento 10C. Sin exagerar en la descripción les diré: era un ángel, pero sin alas. La chica que iluminó mi mañana con ese dulce acento era una rubia de ojos azules, delgada, aproximadamente un metro setenta de estatura, de 24 años,  Francesa , doctora de profesión, le gustaba  el color azul, bailar y el pisco sour. ¿Cómo se todo eso? Pues por que se lo pregunté, obvio. Era su primera vez en Perú, y como sólo sabía decir gracias y por favor en español, me ofrecí amable y desinteresadamente a guiarla en la ciudad.

Un par de horas luego de aterrizar, nos encontramos en la plaza de armas, para hacer los tours por las ruinas cercanas. Caminamos horas de horas, bajo el sol y en lo que caminábamos me fui dando cuenta de algo que  en un primer momento me resistí a creer y que me tomó algunos minutos comprobar: el angel olía a los mil demonios. Mientras trataba de encontrar una justificación razonable para el olor que emanaba la chica del 10C, ocurrió otro hecho que terminó de romper el encanto. La doctora levantó el brazo para señalar algo y  observé,  totalmente aterrorizado y con lágrimas en los ojos, la axila más peluda que había visto en mi vida. En cuestión de minutos, el ángel se convirtió en un loco, con axila de camionero. Yo no entiendo como una mujer tan guapa, y para colmo doctora, podía ser tan olorosa y tan peluda. El hecho es,que luego de ese tour terrorífico, nunca más volvimos a vernos. Al día siguiente no me quedaron ganas de encontrarla de nuevo.


Y bueno, yo creo que a lo mejor, algunas mujeres ignoran que hay ciertas cosas que espantan a los hombres y si lo ignoran, es básicamente porque nadie se ha atrevido a decírselos. El día de hoy, y en las líneas siguientes voy a enumerar algunas de las cosas que pueden ahuyentar a un hombre, esperando que lo que expongo sea tomado de manera constructiva y para el bien, ya que en todos los casos, existe solución.

Cosas que podrían espantar a un hombre de una mujer:

  • PELOS : Una mujer sólo debe tener pelos en 3 partes de su cuerpo: Cabeza, cejas y pestañas. Todos los demás, están de sobra. No saben lo desagradable que se ven los pelos en la axila, éste felizmnte no es un problema común, lo que si he visto es que las mujeres descuidan sus piernas y antebrazos. Una vez vi una chica muy guapa que tenía pelos en el antebrazo tan largos que se le hacían rulos. Sobre los vellos en la zona del vikini hice una encuesta  que arrojó que el 90% de los hombres censuran y rechazan el african look en esa parte del cuerpo femenino. Esto debe depender de la ciudad o el país donde vivas, a lo mejor en Francia es lo contrario. En todo caso chicas, en Lima Perú y en muchos otros países, salvo raras excepciones, es así.
 
  • OLOR: Una mujer nunca debe oler mal. Jamás. Yo recomiendo a la chicas que tienen humor fuerte,  bañarse muy seguido, sobre todo antes de salir con un chico, utilizar cremas corporales, y si es posible llevar en la cartera un desodorante para mujeres. Llevan en la cartera tantas cosas que una más no creo les afecte.
 
  • PIES: Pocas cosas son más desagradables que una mujer con los pies descuidados. Las uñas mal cortadas, sucias, a medio pintar, etc. estoy seguro que son percibidas de inmediato por los hombres. Los pies pueden bajarte muchos puntos, es algo que no deberían descuidar.

  • CALZON DE VIEJA: El típico calzón "matapasiones" refleja una personalidad poco sexy. Yo creo que a los chicos por lo general nos gusta una chica bastante femenina, sexy y guapa, segura de sí misma.

Hay probablemente muchas cosas más que nos podrían asustar, todas con solución. Espero que éste post hay sido de ayuda para alguna chica en alguna parte del mundo. Ya lo dice el viejo y conocido refrán: No hay mujer fea, sino mal arreglada.