lunes, 30 de julio de 2012

El primer paso.

Eran casi las cuatro de la mañana y yo estaba apoyado en la barra principal de la disco terminando la última botella de la noche con la ayuda de mis amigos. Mientras jugaba con los hielos de mi vaso de whisky como niño que juega con su sonajero, empecé a sentir que haber salido el día anterior había sido una muy mala idea. Empecé a sospechar que ya no estoy para estos trotes, que salir dos días seguidos a mi edad es un acto entre masoquista y suicida. No sé por qué, todo ello se me termina olvidando cada fin de semana y al final me dejo convencer por mi espíritu callejero.

Parada a pocos metros, estaba ella, dentro del box que queda justo al lado del DJ. Lucía un top negro, pantalón blue jeans oscuro, zapatos de tacón y un tatuaje en el cuello en forma de estrella. Yo seguía jugando con mi sonajero, y con cada sorbo consultaba a Johnnie Walker si debía o no sacarla a bailar. El manual de procedimientos indica que en estos casos, si vas a rebotar, es preferible hacerlo de la forma más discreta posible y ese box no era precisamente un lugar discreto. Lo más sensato en una situación de ese tipo, es proceder con una estrategia muy antigua pero útil, que se conoce como "hacer juego de luces", vale decir, intentar buscarle la mirada y de esa forma ver si da señales de interés. Para mi mala suerte ese día no llevaba puesto mis lentes de contacto, así que mis luces eran bajas. No alumbraban a más de dos metros.


Me di la vuelta para servirme el penúltimo vaso y le puse un poco más de hielo al sonajero. De repente giré a la derecha y advertí que la chica del tatuaje había abandonado su box. Lo primero que pasó por mi cabeza es que debía estar bailando con algún otro chico, no se si más guapo, pero definitivamente con mucho más cojones. Decepcionado conmigo mismo me castigué sirviéndome el doble, mientras me consolaba convenciéndome que todo pasa por algo. Sentí curiosidad por saber quien había sido el que sentenció mi noche al fracaso, pero por más que busqué no logré encontrarlos. De pronto, pasó lo inesperado. La chica del tatuaje de estrella, apareció y caminó hacia mi lado. Compró una botella de agua en la barra y se quedó ahí, a mi costado. Me empezó a hacer conversación, me sacó a bailar, me invitó a su box, me pidió el PIN del Blackberry y luego se fue, no sin antes quedar para salir otro día. En menos de cinco minutos completó el trabajo que a mí me había costado media hora iniciar.

Cabe resaltar que durante esos efímeros cinco minutos de gloria mi "Bitches Detector" no captó nada sospechoso. No había de parte de la chica de la estrella tatuada más intención que sociabilizar un poco. Nosotros los hombres nacemos con el detector incorporado y lo vamos actualizando y calibrando conforme vamos adquiriendo experiencia. Si de algo me puedo jactar es de contar con uno bastante bueno, con la exactitud de un reloj suizo. Su funcionamiento es simple: una vez que el objetivo está dentro del área de cobertura del radar, el software empieza a escanear y ponderar una serie de factores tales como: la forma de bailar, el trago que toma, el perfume que usa, el maquillaje, la ropa que lleva (el tamaño del escote, lo corto de la minifalda, etc.), la forma de hablar, los gestos, el grupo de amigas o acompañantes que la rodean, los patrones de su comportamiento, los mensajes subliminales de su conversación y lo que yo llamo el factor X, ese no se qué, que nos permite ya desde lejos saber que estas tratando con una bitch con todas las de la ley.  Este no era el caso, se los aseguro sin temor a equivocarme.

Lo ocurrido me dejó pensando durante todo el camino de regreso. No sé qué tan frecuente es que las chicas den el primer paso. Sin embargo creo yo que la frecuencia debería ser cada vez mayor. Creo que una mujer no debe tener miedo de tomar la iniciativa. Yo soy un fiel creyente de la igualdad de roles en los géneros. Yo creo que si las mujeres empezaran a hacerlo más seguido, aumentarían sus posibilidades de terminar estando con el chico que más les guste. El sistema habitual, el anticuado, hace que las chicas se limiten a elegir entre los pocos que se atrevieron a dar el primer paso, lo cual las pone en una posición ventajosa, pero con opciones limitadas. Les invito estimadas lectoras a hacer la prueba. No siempre va  a salir todo a pedir de boca. Al comienzo debe de ser difícil, sobre todo en una sociedad machista como la nuestra, pero yo siempre he pensado que las cosas más difíciles son las que en verdad valen la pena.

PD: Les comparto éste corto sketch que me pasaron. Es algo antiguo, pero está muy bueno.


viernes, 20 de julio de 2012

Casi una Experiencia Religiosa

Probablemente parte de mi forma de ser se debe al hecho de haber estudiado en un colegio no mixto. En mi colegio, que además de ser no mixto era parroquial, aprendí muchas cosas que forman parte de mi personalidad, para bien o para mal. Ahí aprendí entre otras cosas ciertos códigos que rigen las relaciones entre varones. Además me volví un experto en  dar y recibir apanados, en decir mi nombre completo con un eructo, en escribir el nombre de la chica que me gustaba orinando y a escupir con la precisión de un francotirador de un extremo a otro del salón. Pero de ciertos temas importantes, de los temas que me hubiese gustado aprender, como por ejemplo de chicas, cero. Ese tema misterioso, mis compañeros y yo lo tuvimos aprender en la calle, cada quien por su lado y como pudimos.

Quienes han estudiado en un colegio como el mío, saben bien que la primera estrategia es siempre la misma: hacernos amigos de las chicas de los colegios de mujeres más cercanos. Así se fueron formando muchas de las primeras parejas. No recuerdo bien por qué nunca me agradó esa posibilidad. Siempre he considerado el factor geográfico al elegir una pareja: si vive o estudia a dos cuadras de donde tú estás, esa excesiva cercanía podría ser demasiado peligrosa. En el caso de que termine la relación hay mucha posibilidad de volver a encontrarla de casualidad, muy en contra de tu voluntad. Prefiero evitar ese tipo de situaciones incómodas.

La segunda oportunidad para conocer chicas eran las famosas fiestas de 15 años. Durante casi un par de años mis amigos y yo nos entrenamos en esas gloriosas celebraciones en el difícil arte de conquistar. Qué mejor lugar para conocer chicas que en un lugar donde la comida y bebida es gratis y las chicas, maquilladas a más no poder, se ven mucho más guapas de lo que en realidad son. Todo eso, sumado a la ayuda que te daba Daddy Yankee y los 8 minutos que duraba su "Playero 37", te permitía en una sola canción, conocer una chica, bailar, besar, apuntar su teléfono e incluso declarar tu amor.  Luego vino el momento de hacer la confirmación. Ya que mi colegio era de hombres, decidí confirmarme en otra iglesia cercana, donde la confirmación fuese mixta. A pesar de que ya no era tan novato, me seguía sintiendo en desventaja, en comparación de los chicos que venían de colegios mixtos, que eran mucho más sociables que yo. Se formaban parejas cada semana, todos contra todas. Todos menos yo. Siempre me quedé un poco picón por no haber tenido el éxito que esperaba.

Tal fue la sensación de fracaso que al año siguiente, cuando mi amigo Javier me propuso la idea de confirmarnos por segunda vez, acepté sin dudarlo. Frank, el más ateo del salón también se nos unió en la aventura. El plan parecía perfecto. Inscribirnos en una confirmación que tenía la fama de contar con muchas chicas guapas, asistir a toda fiesta y kermesse posible y arrasar con todas las chicas que podamos. Esta vez las cosas serían diferentes, ya que éramos un año mayores y teníamos, según nosotros, mucha más experiencia. .

La semana siguiente llegamos súper puntuales a nuestro primer día de confirmación. Tanto así que fuimos los primeros en llegar. Entramos al salón y vimos que habían acomodado las sillas en forma de "U". Nos sentamos en uno de los extremos. Poco a poco fueron llegando personas y se fue llenando el salón. Me llamó la atención que todos se veían mucho mayores que nosotros, incluso habían algunas señoras de la edad de nuestras mamás.

Yo: -¿Y las chicas guapas a qué hora llegan?
Javier: - No seas desesperado, las chicas guapas siempre llegan tarde. (Muy cierto)

De repente llegó uno de los catequistas y con voz ceremoniosa no pidió que hincados de rodillas, recemos esperando "al santísimo".

Frank: -¿Qué dijo ese huevón?
Javier: -No sé, pero hagamos lo que hacen los demás.

Los tres nos arrodillamos y nos pusimos a rezar cerca de media hora. Ya me había resado unos cincuenta padres nuestros y cincuenta aves marías cuando de pronto entró un señor vestido con más adornos que el Papa. Llevaba una gran copa dorada en la mano. (Me pregunté si se trataba del "santísimo" al que se habían referido.) De repente empezó a hacer unas oraciones medio raras en latín mientras todos seguían de rodillas con los ojos cerrados. Yo no veía la hora de que todo acabe. Las cosas no estaban saliendo para nada como lo había imaginado. Al poco rato, el sacerdote cogió la copa, la levanto haciendo la pose de ganador del Grand Prix y se acercó al primer feligrés. Le colocó la copa en la frente mientras recitaba en voz alta unas oraciones en latín y así fue pasando uno a uno delante de todos. Ante mi sorpresa, cada vez que la copa dorada tocaba la frente de alguien, éste empezaba a temblar, a llorar, a vociferar cosas raras y finalmente caía desmayado al suelo temblando como quien sufre un ataque de epilepsia. Todos y sin excepción tuvieron la misma reacción. Uno a uno iban cayendo desmayados al piso en una especie de reacción en cadena. Mis amigos y yo nos mirábamos de reojo. No podíamos creer lo que estaba pasando. Lo peor de todo era que la copa estaba por llegar a nosotros. ¿Será que estábamos a punto de ser tocados por la gracia del santísimo? Le tocó el turno a Frank. Felizmente no le hizo efecto. No hubiese podido aguantar la risa de verlo temblando en el suelo, convulsionando como perro con distemper. El cura insistió y se quedó buen tiempo vociferando palabras raras, pero por más que intentó, no consiguió doblegarlo. A decir verdad, a ninguno de los tres nos hizo efecto. O se trataba de un fraude o para encantarnos a nosotros hace falta una copa más grande. Al padre no le quedó más que resignarse y seguir con los demás. Cuando terminó la ceremonia, aprovechamos para huir con la excusa de ir al baño. Nunca más regresamos a ese extraño lugar.

Cuántas cosas raras nos pueden pasar por andar persiguiendo chicas.  Felizmente hoy en día ya muchos colegios se están volviendo mixtos. Creo yo que es una muy acertada decisión. Es una gran ventaja que uno aprenda de joven a relacionarse con el sexo opuesto. A lo mejor eso te ayuda a entender a las chicas un poco más. Finalmente si la vida es mixta, ¿Por qué no la educación?


Pd: Les dejo éste MIX del Playero 37 que estoy seguro a muchos les traerá buenos recuerdos.


miércoles, 11 de julio de 2012

El amor duele

Al cumplir 4 años me mudé a San Miguel. A la conmoción del cambio de casa, le siguió casi de inmediato, el alboroto de mi debut en el mundo de los estudios. La semana previa, me dotaron de una gran cantidad de útiles escolares: mochila, libros, cuadernos, plumones, lápices de colores, crayolas, plastelinas, papeles de colores como para empapelar toda una casa (por dentro y por fuera), un pote enorme de Goma David, los famosos forros para cuaderno Vinifan, palitos de helado, etc. Tenía más materiales que un alumno de arquitectura o bellas artes. Recuerdo bien que ese lunes me levantaron a traición a las 7 de la madrugada. Me vistieron aún dormido y luego de acicalarme me llevaron de la mano caminando a cuadra y media de mi casa. En el camino me di cuenta que llevaba puesto un ridículo mandil verde con una pechera, que combinado con mi peinado de raya al costado y mi mochila de los pitufos me hacían lucir como todo un perdedor. Así empezó mi primer día de clases en el Nido Jardín "Santa Florencia". Créanlo o no, yo no fui de los que llegaron llorando. No estaba triste, diría más bien que estaba sorprendido. En el camino mi mamá me fue explicando todo y yo escuchaba atento, con una mezcla de entusiasmo y curiosidad.

Nos recibió en la puerta de ingreso quien se hacía llamar "Miss Milagros" y nos hizo un recorrido por las instalaciones. Luego de colocar mi nombre en mi pecho valiéndose de un sticker y un plumón me llevó al salón de los pollitos, a partir de ese día mi salón. Eramos diez en total, cinco niños y cinco niñas. Me entusiasmaba mucho el saber que estaba a punto de recibir entre esas cuatro paredes lecciones de vida que me habrían de servir por siempre, que me ayudarían a desarrollar habilidades imprescindibles, que me permitirían desarrollar mi inteligencia a niveles insospechados, ¿A hacer bolitas de papel crepé y pegarlos en una hoja Bond? ¿Qué carajos? Desilusionado, empecé a sospechar que no iba a aprender nada realmente importante. Pronto descubriría que estaba totalmente equivocado.

Al día siguiente volví al jardín, ya con menos emoción. Me sorprendió a la entrada Rosario, por mucho la niña más guapa del salón. Me había pasado todo el día anterior intentando llamar su atención sin mucho éxito. A decir verdad ni siquiera cruzamos palabra. Esa mañana, sin embargo, ella se me acercó y me entregó un pedacito de papel doblado. -Es para ti, me dijo. Me le quedé mirando unos segundos, intentando decir una frase interesante pero, seamos sinceros, ¿Qué frase interesante se le puede ocurrir a un niño a los 4 años? Sólo atiné a agradecer. Durante las clases abrí con mucho cuidado el papel, cuidando que nadie me vea. Distinguí un corazón dibujado pintado con varios colores. Fue la primera vez que una chica me hacía sonrojar. Me sentí raro, una sonrisa se dibujó en mi rostro. Inconscientemente intuí que ese pedazo de papel escondía un claro mensaje de simpatía hacia mí, a lo mejor algo más. De repente llegó el recreo. Salimos todos haciendo escándalo al patio. Alguien sugirió jugar a los encantados y todos suscribimos la moción. Como se imaginarán mi objetivo estaba totalmente definido: "encantar" a Rosario. Tan pronto inició el juego, ella me hizo una mueca y empezó a correr. En ese momento descubrí que además de guapa, era bastante veloz. Era una excelente oportunidad para mostrarle mis habilidades físicas y sorprenderla. Corrí tras ella de arriba a abajo, ignorando que la vida me estaba enseñando en esos precisos momentos una primera lección: perseguir a la chica que te gusta es a veces una tarea bastante difícil.

Corrí tras de ella como el coyote tras el correcaminos. En la persecución atropellé a uno de mis compañeros y lo hice caer de nalgas. El muy marica empezó a llorar. Ese pequeño accidente no me iba a detener. Además no fue mi culpa, yo corría en preferencial. De repente Rosario ingresó a un salón que se encontraba vacío. Estaba completamente acorralada y sin escapatoria. Era la única que faltaba. Mis colegas llegaron uno a uno a presenciar mi momento de gloria. Aún quedaba un minuto de recreo. Todo iba perfecto. Me acerqué lento, para no asustarla, listo para finalizar el juego y recibir la ovación correspondiente. De repente  ella retrocede, salta y me endosa una patada voladora en la boca con una precisión que el Kung fu jamás ha conocido y al más puro estilo de Kill Bill. Mientras mis ojos se llenaban de lágrimas, mi diente caía en cámara lenta al suelo al tiempo que mi sangre iba manchando el piso, mi orgullo y mi mandil de perdedor. Lo más gracioso fue que mi agresora, al ver que llegaba la directora, empezó a llorar desconsolada. Miss Milagros llamó esa tarde a nuestros padres a la dirección. Rosario explicó llorando que me pateó en defensa propia. El chico que empujé también me acusó chillando como una madgdalena. De más está decir que me imputaron todos los cargos: atropello en primer grado y acoso en centro estudiantil. Al llegar a casa, el juez me sentenció a un mes de quehaceres domésticos forzados y sin goce de haber. Segunda y última lección aprendida: "Andar persiguiendo chicas puede ser muy divertido, pero es al mismo tiempo un juego bastante peligroso".





lunes, 9 de julio de 2012

No busco novia: Primer Post

Este día me desperté con la certeza que el haber superado la modesta cantidad de 20 000 lecturas y 400 Me gusta hace ineludible la obligación de dedicar un pequeño post a explicar un poco cómo nació "No busco novia" y de paso, contarles un poco acerca de éste novato, principiante, imberbe y autodidacta remedo de escritor. 

Lo primero que debo confesar es que nunca antes había escrito. Nunca he tenido nada que ver con la literatura, las ciencias de la comunicación o algo que se le parezca. Jamás me llamó la atención escribir, básicamente porque me considero muy malo en esto. Incluso de adolescente, cuando tuve que escribir alguna carta de amor para empezar o terminar una relación, tenía que recurrir a algún desinteresado amigo que quisiera hacerlas de escribano a cambio de unas monedas. (Tan desinteresados no eran los muy hijos de puta.) Sospecho que todo nace por la antipatía que me causaba mi profesora de literatura sumada a mi natural poca necesidad de comunicación, que me empujó siempre a no decir más de lo necesario.

Entonces, ¿Cómo así decidí iniciar ésta aventura? La respuesta es un poco tonta, pero ahí les va: Hace poco más de un año, un amigo del trabajo me dijo que todos, antes de morir, deberíamos plantar un árbol y escribir un libro. A lo que yo respondí con un simple pero contundente: "Hablas huevadas". Pocas semanas después una amiga me dijo que yo tenía cierto parecido con Renato Cisneros, autor de algunos libros y del célebre blog Busco Novia. Yo no sabía quién era, nunca jamás había leído un blog. Así que le respondí con un cariñoso: "Hablas huevadas". Algunas semanas después hice un viaje a Iquitos y conocí a una muy buena amiga de nacionalidad Belga. Entre varias conversaciones y copas de vino ella me dijo que en la vida uno tiene que hacer aquellas cosas que le gustan, cosas que a pesar de hacerlas gratis, nos den una gran satisfacción personal. No recuerdo bien que le respondí. Sólo sé que sus palabras se quedaron dando vueltas en mi cabeza, mezclándose y macerándose con las de mis otros dos amigos hasta que un día, de esos en los que no tenía nada que hacer, decidí crear el blog que estás leyendo en estos momentos y escribir mi primer post. Para darle la contra a mi amiga decidí bautizarlo como No busco novia.

A pesar que todo nació como un experimento y que mis expectativas eran casi nulas, les debo contar que estoy bastante sorprendido con los resultados. Se perfectamente que 20 000 lecturas y 400 Me gusta, es una cifra insignificante en la blogósfera y el ciberespacio. A lo mejor si me animara a filmarme corriendo desnudo en hora punta por alguna avenida principal  y lo subiera en el YOUTUBE, alcanzaría un mayor número de visitas. No teman. Jamás haría algo así, por dignidad y respeto a la salud mental de todos ustedes. No es la búsqueda de popularidad ni fama lo que anima a escribir. Es simplemente la emoción que se siente cuando veo que la cantidad de lecturas aumenta, cuando alguien le pone Me gusta al blog, cuando lo comparten y sobre todo la indescriptible satisfacción que se siente cuando alguien se toma el tiempo de comentar, para compartir alguna experiencia o decir que le ha gustado lo que acaba de leer. No les podría explicar la felicidad se siente.

No Busco Novia no es un diario personal, a pesar que está basada en mi vida, en cosas que he visto o he presenciado. No es un manual, principalmente porque no tengo todas las respuestas. Diría que tengo más preguntas que respuestas, como todos. No busco novia no es un eslogan, ni una advertencia para las chicas que tengan la desventura de conocerme en persona. A pesar que el nombre nació por casualidad, podría decir que es más o menos una filosofía de vida. Yo creo que el amor es algo que hay que tomarlo con calma, que no hay que perseguir con excesiva desesperación, es algo que llega sólo y cuando tiene que llegar, que cae por su propio peso.  Es algo que no se puede forzar ni apresurar y que cuando llega se tiene que valorar y cuidar.

Termino el post aclarando que no me considero un escritor y tal vez nunca lo sea. No escribo para ganar dinero ni algún premio, ni siquiera el más ínfimo. Escribo con la ilusión de que algún post, alguna historia o alguna frase llegue a la persona y en el momento indicado. Que sirva a algún lector o lectora de motivación para iniciar o conseguir algo bueno, tal cual me pasó a mí con mis tres amigos, culpables sin saberlo, de éste blog.


PD: Aprovecharé este post para responder a cualquier tipo de pregunta que deseen hacer y tomar nota de cualquier sugerencia.