jueves, 29 de noviembre de 2012

Y tú, ¿Qué estás pensando?

Recuerdo con nostalgia aquellos días en que me encontraba con algún amigo y cuando me preguntaba: -¿Oye y qué sabes de "Menganita"? yo le respondía con un sosegado: -No se, no tengo idea en qué andará. Hace ya varios años que no puedo tener una conversación de ese tipo. Ahora cuando me preguntan por "Menganita", yo respondo: -Hace tiempo que no la veo, pero se que odia los lunes, que ayer fue al KFC, hoy irá al cine con SHirley, Oscar, César y 3 personas más, hace dos días estuvo muy triste, la próxima semana empieza la dieta, me está invitando a jugar Farm Ville, actualizó su foto de perfil, tiene una relación con Jorge Rodríguez, necesita vacaciones, tiene pereza, etc. Y no, "Menganita" no es mi mejor amiga, todo eso me enteré a la fuerza por Facebook, Twitter, Blackberry Messenger y Whatsapp.
 
Desde hace ya varios años las redes sociales y las nuevas tecnologías nos permiten compartir las cosas que pensamos o hacemos en tiempo real. Nos permiten comunicarnos más y mejor. Y si de comunicarnos se trata, las mujeres nos llevan la delantera, no sólo por que hablen mucho más, sino básicamente porque los hombres tenemos dos capacidades que nos diferencian: decimos muy poco y somos capaces de pensar en nada. Lo primero lo confirmo cada vez que comparto un ascensor con los colegas del trabajo, siete pisos hacia arriba o hacia abajo y rara vez cruzamos palabras. Cada uno mirando a un punto fijo distinto, como si tácitamente estuviésemos jugando a que "el que habla, pierde". Un ejemplo mucho más claro me ocurrió la semana pasada. Viajamos cuatro compañeros de Lima a La Merced en la camioneta de la empresa. De las casi ocho horas de viaje habremos conversado aproximadamente dos. El resto del camino nos la pasamos sin decir nada, mirando la nada, pensando en nada.


Esta segunda capacidad es una verdad que muchas mujeres aún no han logrado comprender. Los hombres podemos dedicar tiempo a pensar en nada. Cero. Conjunto vacío. Estás tú, colega, en la sala de tu casa, en un total estado de abstracción, ensimismado, mirando al vacío,  en absoluta inactividad cerebral cuando de pronto tu novia se acerca y con voz chillona interrumpe el pacífico transe en que te encuentras y pregunta: -Amoooor, ¿En qué estás pensandoooooo?  El desfase que existe entre la reacción de tu atrofiado cerebro y la velocidad de su voz a través del viento produce que tú solamente escuches: -".......sandoooo?" -¿Cómo dices amor? -Te estoy preguntando qué estás pensando.....(subiendo el tono de voz, en señal de enfado) En ese momento tu encoges los hombros y miras de reojo hacia la esquina superior derecha de la habitación, allí donde una araña está tejiendo su tela, como quien busca una frase salvadora que te saque del jaque en el que te encuentras. La inspiración nunca llega. No te queda mejor arma que la sinceridad: -Pues la verdad amor, en nada. No pensaba en nada. Por supuesto que ella no te lo cree e insiste en preguntar y preguntar y al no poder hacerte cambiar de respuesta, jaque mate y concluye:  -"Seguramente estás pensando en algo malo y por eso lo ocultas. Es imposible pensar en nada." Sin que puedas evitarlo, gastas las próximas dos horas intentando solucionar la situación.
 
Todos los hombres atesoramos en nuestro cerebro una especie de caja vacía, que nos permite pensar en nada. En esta caja nos refugiamos, estamos cómodos, somos estúpidamente felices. El que no lo entiendan, no hará que deje de existir. Es mejor aceptarlo. Si hombres y mujeres empezamos a entender y aceptar nuestras diferencias, podremos ir mejorando nuestras relaciones a todo nivel. A algunos puede que les suene imposible de lograr, ¿Tú que piensas?

lunes, 19 de noviembre de 2012

Atención chicas: ¿Cómo darse cuenta si un chico lo tiene pequeño?


Está él y su novia (en el mejor de los casos) en cueros, sobre la cama, fumándose el típico cigarrillo "post coito" cuando deciden prender la televisión y ver qué hay de bueno. De repente, luego de hacer zapping y pasar por National Geografic, MTV, el Señor de los Anillos y Corazón Valiente, llegan por casualidad al canal porno. Una mezcla de morbo y curiosidad los invade y deciden entre bromas, ver cómo va la película. Él, en un acto de grosera hipocresía, manifiesta su total desagrado hacia ese tipo de films argumentando que carecen de guión, que la actuación le parece pésima, que los planos están mal concebidos, la iluminación mala, la banda sonora, etc. (Si su novia supiera lo completa que era la colección de películas porno que almacenaba durante la adolescencia en una caja escondida en lo más recóndito de su habitación, sabría que en el fondo dice la verdad. Él sabe tanto del tema, que bien podría ganarse la vida como crítico de películas triple X.)
 
Mientras él continúa exponiendo su inverosímil punto de vista, nota que su novia está sospechosamente concentrada, con un signo de interrogación dibujado en el rostro, como si estuviera viendo pasar por la calle a un octogenario en patineta. -"Wow, tremenda cosota"- exclama. Sin dejar que pasen ni tres segundos, él, macho latino que se respeta, saca pecho y responde con total seguridad: -"Esa cosota, como la llamas, a leguas se nota que es falsa." Ante la incómoda situación, su vilipendiado penecillo, se encoge avergonzado como el de la estatua El David.
 
Y es que entre las dudas más existenciales del ser humano, varios escalones antes del ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?,  ¿Por qué las mujeres van de dos al baño? o el ¿Por qué el Pato Donald tiene sobrinos si no tiene hermanos? se encuentra una pregunta mucho más difícil de responder, ¿El tamaño realmente importa?  Y es que si hay algo que aterra a la mayoría de hombres, es la idea de no tener el pene lo suficientemente grande. Pues bien, antes de discutir sobre la importancia del tamaño, tendría que mencionarles algunos datos a tomar en cuenta. Según fuentes confiables, el promedio está nada más y nada menos que en 15 centímetros.  Los hombres cuyos dedos índices son más cortos que sus dedos anulares podrían tener penes más largos según un estudio surcoreano publicado en el Asian Journal of Andrology. El 99% de los hombres que han leído ésta afirmación, ha mirado sus manos con la esperanza de cumplir con el requisito. Dos de cada tres hombres, piensan que el tamaño de sus miembros no es lo suficientemente grande. El 99% de los hombres, cuándo les preguntan cuánto mide su miembro viril, responden con un engañoso y fraudulento "21 centímetros." El 99% de los hombres alguna vez en su vida se ha medido el "muñeco".  ¿Qué herramienta de medición es la más utilizada? La respuesta es bastante peculiar: la más utilizada es el antiguo centímetro de costurero color amarillo de la abuela. (Espero que ninguna abuela esté leyendo esto.)
 
 
 
 
Ahora bien, concluiré con la respuesta a la interrogante que plantea éste post. Chicas, pongan mucha atención, que lo que viene a continuación les va a interesar: ¿Cómo detectar a simple vista a un hombre con el miembro pequeño? Algunos mitos urbanos indican que basta con fijarse en el tamaño del zapato, de las manos o de la nariz para determinar el tamaño del miembro de un hombre. Tales afirmaciones carecen de fundamento científico. Detectar cuando un hombre tiene un tamaño muy por debajo del promedio, es muy sencillo, se le nota en la cara. Basta con ser un poco observadores. El hombre que no ha sido favorecido por la madre naturaleza va por la vida triste, meditabundo,  resignado, camina con poca seguridad. Camina ligero, ya que el bulto entre las piernas no le pesa en absoluto. Por el contrario, cuando un hombre tiene un tamaño grande, va andando por la calle feliz y contento, con paso firme, irradiando su buen ánimo, contagiando su felicidad de todas las formas posibles, algunos incluso se animan a escribir un blog.
 
PD: Post dedicado a todas las mañosonas que me leen de vez en cuando.

domingo, 21 de octubre de 2012

Situación sentimental: Luis tiene una relación con ....

Ya me tenía que tocar. Alguna explicación debía existir para que haya dejado de escribir tanto tiempo. Probablemente algunos ya suponían que algo así me había pasado.  Ustedes saben muy bien que algunas veces por más que tomemos precauciones las cosas no siempre salen como uno espera. Algunos lectores me han reclamado diciendo que los he dejado abandonados y en parte tienen razón. Pero esto tiene una explicación: he descuidado el blog debido a una persona muy especial. Se trata del jijuna ladrón que hace algún tiempo entró a robar a mi casa, y se llevó como parte del botín mi  muy querida laptop. Toda mi información, mis fotos personales, mi vida entera se fue en ese aparato. Y eso es todo. No hay más misterio, no estoy con novia todavía, como algunos  cuantos habían sospechado. Si tuviese novia, pues ya hubiese cambiado mi situación sentimental en el Facebook, como establecen los protocolos sociales. 

Como todos ustedes saben, es muy importante, una vez que te encuentres en una relación de pareja, cambiar inmediatamente tu situación sentimental en Facebook para evitar situaciones desagradables y malos entendidos. Si tu  "media naranja" percibe que te niegas a actualizar tu situación sentimental ante los demás en el Facebook y sigues apareciendo como soltero, puede que no lo tome a bien y ante tal situación sólo existen dos alternativas: cambias tu situación o eliminas tu cuenta.

Quería aprovechar este post, para explicar a manera de tutorial 3 simples pasos que debes seguir si acabas de conseguir un novio o novia y éste(a) te exige que cambies tu situación sentimental ante tus amigos:

1. Haz click en tu PERFIL en la página principal del Facebook.

2. Haz click debajo de tu foto principal donde dice "Información" y busca la opción de datos personales.

3. Detente ahí. Analiza bien la situación. Date cuenta de la estupidez que estás a punto de hacer. Siéntete un (a) completo(a) estúpido(a) y arrepiéntete.

¿Quién ha establecido que uno debe ventilar su vida privada en las redes sociales? ¿En qué momento perdimos el derecho a tener un poco de privacidad? ¿Si tu recién estrenado novio(a) no tiene ni una semana contigo y ya te está exigiendo que hagas cosas, te imaginas lo que hará al mes o al año?



¿Cuál va a ser el siguiente paso? ¿Que le des la clave de todos tus correos? Para que una relación sea saludable ambos deben tener su espacio y respetar el espacio ajeno. Algunos estarán en desacuerdo conmigo y esgrimirán argumentos tales como que los que se resisten a cambiar su situación en el Facebook algo ocultan. Que los que no publican su nueva relación se averguenzan de ella, o quieren mantenerla oculta para seguir llevando vida de soltero.  Con el debido respeto, me parece un razonamiento flojo e infantil.  No entiendo por qué le dan tanta importancia a algo así. Las redes sociales son herramientas muy poderosas, pero no deben reemplazar a la vida real. No son la vida real. El Facebook no es la RENIEC ni el registro civil. Al menos no debería serlo. Las redes sociales deberían brindarnos soluciones, no problemas. No deberían hacer que tu novia ponga en duda tus sentimientos hacia ella.

Si una persona es infiel, encontrará la forma de ponerte los cuernos sin que te enteres. El que haya publicado que tiene una relación contigo no lo limitará. Estimado lector, si estás estrenando una relación de pareja, tómalo con calma. Cambia tu situación sentimental si lo deseas, no porque te lo exijan. Eso no es al fin y al cabo lo más importante. Eso no suma ni resta nada a la relación.  Por otra parte, ¿Qué sentido tiene estar con alguien que te impone reglas, que te implanta condiciones, que no te deja ser tú mismo y tomar tus propias decisiones?

jueves, 6 de septiembre de 2012

La niña y el oso.

El viernes pasado me fui por fin a sacar el duplicado de mi licencia de conducir que había perdido hace algún tiempo. Luego de soportar una cola de varias horas y conseguir por fin mi objetivo, me fui caminando a la avenida principal más cercana, mientras revisaba lo feo que salgo en esa foto. Estaba andando concentrado, cuando escuché detrás mío el ruido de unas uñas galopando la vereda en dirección a mí. Me imaginé siendo atacado por un perro enorme, y volteé alarmado, listo para defenderme de la agresión.

Al voltear me encontré con un pequeño perrito, que no me llegaba ni a las rodillas, flaquito y peludo, con ojos de peluche. El simpático canino me miró con expresión afable, como sonriéndome. Me ladró un par de veces moviendo la cola con alegría. Yo me quedé extrañado por esa muestra de espontáneo e inmerecido aprecio. Empecé a observarlo con detenimiento intentando identificar si era un perro de raza o no. Me percaté que no tenía ningún tipo de collar. De inmediato levanté la mirada intentando ubicar a alguien que pudiera estar buscando esa pequeña y curiosa criatura. El perrito estaba parado sólo a un par de metros de distancia. Habían pasado ya unos veinte segundos y yo seguía aún sin reaccionar. De repente, un par de ladridos me sacaron del transe. Cuando reaccioné el pequeño animal estaba cruzando la pista corriendo hacia la avenida principal, donde lo perdí de vista.

De pronto, a lo lejos vi a una chica corriendo en mi dirección. Se me acercó y con el poco aliento que le quedaba me preguntó si había visto pasar un perro chiquito y peludo. -Así que era tuyo- le dije- Sí lo he visto, corrió en esa dirección-señalé la avenida principal. La pobre abrió los ojos asustada. -Ayúdame por favor, no sé que voy a hacer si le pasa algo. (En ese momento tuve un mal presentimiento y sentí que debía ayudar.)



-No te preocupes, yo te ayudo a buscarlo- Respondí - Te aseguro que lo vamos a encontrar.

Aunque no era mi problema, tenía muy claro que para los que tienen mascota, ésta es como parte de la familia. Para algunos perder a su perrito es casi como perder a un miembro de su familia, es como perder a su propio hijo y ante una situación así no podía ser indiferente.

Como yo tenía zapatillas y la chica sandalias, la adelanté con relativa facilidad. Comencé a preguntar en la calle si habían visto al desaparecido. Las personas me iban señalando por donde lo habían visto y yo corría siguiendo sus indicaciones, cada vez más agitado. Me sentía como en el juego: "Donde está Carmen San Diego" siguiendo las pistas de aquel pequeño bandido. Corrimos y corrimos varias cuadras, no se cuántas, perdí por completo la cuenta. Finalmente lo divisamos meando la llanta de un auto a unos cincuenta metros de distancia. -Cómo se llama tu perro?- le pregunté. -Se llama Oso- me dijo. -Bueno desde ahora llámalo "Correcaminos" o algo así, es muy rápido el desgraciado. Reímos. -Es como mi hijo, desde que me lo regalaron hace seis meses se volvió mi engreído - me dijo la muchacha - prometo nunca más sacarlo a pasear sin cadena.

Intentamos aproximarnos lentamente, para no asustarlo, pero Oso, al ver que nos acercábamos echó a correr. Yo corrí tras de él. Llevaba persiguiéndolo buen rato, como para dejarlo ir tan fácil. El corazón me estallaba, las piernas ya me temblaban y mis pulmones ya no daban más. Una vez más lo perdimos de vista. Esta vez, las personas que nos ayudaban se contradecían en sus indicaciones, algunos nos aseguraban haberlo visto correr a la derecha y otros a la izquierda. Compré una botella de agua para refrescarme un poco. A esas alturas ya no estábamos seguros exactamente por donde buscar.

De repente me percaté que al otro lado de la pista había una multitud de gente. Estaban formando un círculo mirando hacia el piso. Sus gestos mostraban espanto y conmoción. Un policía municipal se dirigía en su bicicleta por la vereda del frente, moviendo la cabeza de derecha a izquierda con un notable gesto de sinsabor en el rostro. Mientras cruzábamos la pista, se me hacía un nudo en la garganta y los ojos de la niña se llenaban de lágrimas. Nos abrimos paso entre las personas y lo encontramos, echado sobre la calzada, con las patitas estiradas y los ojos cerrados. Un angustioso charco de sangre rodeaba su delgada figura matizando la espantosa escena. Había sido atropellado por un taxi que iba a excesiva velocidad y no logró esquivarlo. El chofer se había dado a la fuga.

¿Qué se le puede decir a una muchacha en una situación así? La terrible escena me dejó sin aliento y sin palabras. No pude evitar sentirme culpable de lo ocurrido. Nada de esto hubiese pasado si hubiese recogido a Oso de la calle cuando tuve oportunidad. Sé muy bien que era imposible saber que algo así iba a pasar, sin embargo, no puedo evitar sentir que en parte, lo que pasó fue culpa mía. No puedo evitar pensar en cómo una pequeña decisión por insignificante que parezca puede repercutir tanto en la vida de una persona. Muchas veces estamos pendientes de no hacer algo malo que perjudique a los demás y pensamos que eso nos hace personas buenas, pero olvidamos que hay ocasiones que la desidia, la indiferencia, la dejadez, el "no hacer" puede producir también resultados terribles.

jueves, 30 de agosto de 2012

¿Qué es el amor?

El día de ayer me llegó al e-mail de NO BUSCO NOVIA (nobusconovia@gmail.com) un correo con la siguiente pregunta: ¿Para ti que es el amor? La epístola era anónima, por algún motivo que no pienso averiguar, sin embargo considero importante respetar. Estimado lector(a) anónimo(a), me la has puesto un poco difícil. Tu pregunta es sencilla, pero al mismo tiempo bastante difícil de contestar. A pesar que no soy un experto en la materia, intentaré responder esa gran interrogante lo mejor que pueda.

Cuando se habla de amor es común explicarlo con expresiones un tanto poéticas, cursis, románticas como "sentir mariposas en el estómago", "una sensación sublime", "sentir que flotas en el aire", "pensar todo el día en el otro", etc. En palabras de Tito el bambino: "El amor es una magia, una dulce fantasía, es como un sueño y al fin lo encontré.... es como una luz que se esparce por el alma, y recorre como el agua, hasta que llena el corazón" Suena bonito, pero lo siento Tito, eso no es realmente el amor, a lo mucho podríamos llamarlo "enamoramiento". El amor es algo más. No nace por arte de magia y para que sea duradero y no sea una simple fantasía necesita tener en mi opinión, ciertas características:


Primero: Intimidad Emocional.
Muchas parejas basan su relación en cosas secundarias. Conversan mucho, pero sobre temas superficiales como trabajo, reuniones, viajes, actividades, amigos, etc. Eso no está mal, sin embargo considero importante que exista una comunicación más profunda, es decir hablar con sinceridad y compartir sentimientos, exteriorizar dudas y temores, ambiciones, penas, alegrías, etc. Conocer el lado oculto de tu pareja, aquello que los demás normalmente no conocen. Esto no se logra de la noche a la mañana, para conseguir tal grado de intimidad hace falta irse ganando la confianza de la pareja.

Segundo: Conocimiento REAL de la pareja.
Es muy común que algunos, por error, idealicen a su pareja, le atribuyeron cualidades que en realidad no tienen. Esto se da por la necedad de querer encontrar un príncipe azul, una media naranja, un alma gemela y en mi opinión, estimados lectores, tal cosa no existe. Hay que buscar alguien real, que con sus defectos y virtudes, nos haga sentir bien. La prueba de que una pareja logro conocerse realmente y enamoró de su compañero por lo que realmente es y no por una imagen idealizada del mismo, se manifiesta cuando dicha pareja se aleja por algún motivo y sin embargo cada quien piensa y habla muy bien de la otra persona. He visto muchísimos casos de parejas que cuando están juntos hablaban maravillas del otro, pero cuando se separan hablan lo peor. Nunca se conocieron realmente.

Tercero: Afinidad Intelectual.
Las personas no sólo estamos hechas de emociones, sino también de IDEAS. Es por eso importante que tu pareja sea capaz de aportar ideas enriquecedoras para el bien de ambos. Sólo una pareja madura intelectualmente podrá respetar la individualidad e independencia del otro, evitando los celos, el sentido de "pertenencia", el egoísmo, etc. Tener buen juicio, les permitirá perdonar, comprender, ceder, aceptar errores y permitir las imperfecciones que forman parte de la pareja. Una pareja con afinidad intelectual lleva un ritmo de vida similar, y son capaces de superarse y crecer en conjunto.

Cuarto: (Pero no menos importante) Química o Atracción.
La intimidad emocional hace que tu pareja sea tu AMIGA. La intimidad intelectual, hace que sea tu COMPAÑERA. Pero algo que considero importante es que tu pareja debe ser también tu AMANTE. Esto se consigue si hay atracción química. Te tiene que "mover el piso", te tiene que encantar. No me refiero únicamente al físico, que es superficial y dura poco, me refiero a que debes sentir una atracción química, sentir atracción por lo que realmente es. Es importante que este sentimiento se mantenga a pesar del tiempo.

En realidad, estimado(a) lector(a), éstos son cuatro elementos tal vez NO te puedan asegurar que la relación con tu pareja sea AMOR en serio y perdure. Pero estoy convencido que si te faltan uno, dos, tres o todos los puntos antes mencionados, deberías replantear tu relación. Probablemente estés perdiendo el tiempo y haciendo perder el tiempo a alguien más. Si tu relación anda mal en uno o más de estos cuatro puntos, seguirás pensando que el amor es una magia, una dulce fantasía, seguirás convencido que el amor es como un sueño y como sueño que es, algún día despertarás.

jueves, 23 de agosto de 2012

Sexo y adicción.

Ese viernes estaba particularmente cansado. Había sido una semana bastante cargada de trabajo y llegué a mi casa con ganas de descansar. No había terminado de abrir la puerta cuando me llega un mensaje al celular. Era Juan José. Una vez más necesitaba de la ayuda de sus amigos. Esta vez no se trataba de un auto, el problema según decía su mensaje, era bastante serio, de vida o muerte. No quiso dar detalles, pero aclaró que hablaba en serio. Confiando en que no era una de sus bromas, me bañé y alisté lo más rápido que pude y me junté con los demás en el bar de siempre.

Esta vez los convocados eran: Lucho, 31 años, psicólogo de profesión y más de cinco años de impecable trabajo en un centro de prevención de drogas bastante reconocido, Eduardo, 26 años, médico egresado de una importante universidad, y yo, administrador de negocios, bloggero principiante y en tragos, filósofo y psicólogo en potencia. Los asistentes no habían sido elegidos al azar. Llegamos todos a la hora acordada. Juan José se nos había adelantado y nos esperaba con los tragos ya servidos. Luego de los saludos y bromas respectivas que caracterizan nuestras reuniones, nos pusimos un poco serios. Todos notamos a Juanjo entre nervioso y asustado y eso nos alarmó.

-Muchachos, los he reunido en ésta oportunidad para contarles un problema muy serio- dijo Juanjo secando su vaso de whisky, como quien toma valor- Me siento muy preocupado y la verdad no se qué hacer.

-¿De qué se trata? ¿Eres gay? Eso ya lo sabíamos hace tiempo, tienes toda la cara de "bebita" -dijo Lucho y empezamos a reír.

-No es gracioso carajo- respondió Juan mirándonos fijo a los ojos- ¿Se pueden poner serios, aunque sea un rato?

-OK, ok, no te enfades - intervine- Cuéntanos mejor que es lo que pasa y dejémonos de misterios.

-Bueno ahí les va- secó un nuevo vaso y continuó - Lo que ocurre es que - hizo una pausa- no se cómo explicarlo, lo que pasa es que me temo que soy adicto al sexo.

Eduardo, Lucho y yo nos quedamos callados un momento mirándonos de reojo. La seriedad duró exactamente cuatro segundos, luego de los cuales ya no pudimos soportar y nos empezamos a reír a carcajadas. Todos lo del bar voltearon a mirarnos curiosos.

-No es ninguna broma, es algo muy serio- Dijo alzando la voz y continuó con su confesión, al tiempo que dejábamos las risas para poder escuchar - Resulta que mi problema es tan grave y tan real que por él estoy a punto de perder el empleo. Mi futuro es incierto. Ustedes no saben esto, pero los últimos tres años he estado frecuentando a una mujer casada. Jamás me imaginé siendo el amante de nadie, pero simplemente no lo pude evitar. Intenté alejarme varias veces pero no podía, siempre acudía a su llamada. Nos la pasábamos genial en la cama, nos entendíamos a la perfección. Hacíamos de todo, ¿Me entienden? Varias veces se quedaba a dormir en mi casa y por culpa de eso llegaba al trabajo tarde. Al comienzo normal, mis jefes creían mis excusas. Pero eso se ha repetido tantas veces durante estos tres últimos años, que ya se me acabaron todas las mentiras. Ya no tengo más enfermedades que inventar, más accidentes de última hora, más familiares que "matar". Mis jefes son buena gente, pero no son idiotas, ya saben que algo anda mal. Ya no me creen ni perdonan mis tardanzas. Y lo peor es que ya llevo dos semanas sin llamarla ni verla y me siento desesperado. Estoy seguro que si me llama iré tras de ella. Es una mujer fatal que juega conmigo a su antojo. Y porsiacaso no estoy enamorado de ella, soy muy consciente del tipo de mujer que es y de la vida que ha llevado. Jamás la vería como para algo serio. Esto que me pasa es estrictamente sexual y simplemente es más fuerte que yo.

La seriedad y el gesto de desesperación con que Juan nos había contado su problema nos calló como un baldazo de agua fría en el polo norte. Se produjo nuevamente un silencio algo incómodo, luego del cual cada uno intentó aportar, cada quien de acuerdo a su especialidad.

-Bueno, Juan es muy probable que lo que te esté pasando sea efectivamente una adicción- dijo Eduardo, el doctor - Cuando escuchamos la palabra adicción, lo primero que se nos viene a la mente es la dependencia hacia una sustancia, a alguna droga y olvidamos que la palabra también se puede referir a la dependencia hacia una "actividad" o "relación". Podría ser que ese sea tu caso.

- Eduardo tiene razón - continuó Lucho- La adicción es cualquier actividad que un individuo no sea capaz de controlar, que te lleva a conductas compulsivas y afecta tu calidad de vida. En tu caso, lo que se ve afectado es tu trabajo. Si ya has llegado a ese nivel, es hora que hagas algo para remediarlo. La adicción al sexo es tan real y tan peligrosa como la ludopatía.

-Entonces, ¿Como me puedo curar? - Preguntó Juan José preocupado.

-Bueno de momento, el primer paso ya lo has dado. Has tenido la valentía de aceptar que tienes un problema- acoté.

-En verdad estoy muy preocupado y por eso los he llamado, porque confío en ustedes y no sé qué hacer - respondió Juan.

-Cuando una persona tiene problemas de adicción, debe ir reduciendo gradualmente la actividad que le está perjudicando. Se me ocurre también que podrías sustituir tu problema por una actividad que te haga bien, como hacer deportes, no sé. Finalmente si es necesario, acudir a un psicólogo. Todos necesitamos uno y si se te está yendo de las manos, con mucha más razón - Concluyó Lucho, con la autoridad que le dan sus cinco años de experiencia tratando con diversos tipos de adicción por su trabajo.

Con todos los consejos que le dimos, nuestro amigo quedó ya más tranquilo. Nos pasamos el resto de la noche intentando animarlo. Sinceramente me sorprendió mucho escuchar su extraño problema. ¿Se han puesto a pensar dónde está exactamente la delgada línea que divide ser una persona con frecuente actividad sexual y ser un adicto? Me pregunto si alguno de mis lectores tiene o ha tenido alguna vez un problema similar y por verguenza no ha querido aceptarlo. Los últimos días he estado pensando en que tal vez el problema de Juan es más serio y común de lo que parece. Les comparto todo esto estimados lectores, con el consentimiento debido, para pedirles su opinión: ¿Qué le recomendarían ustedes al buen Juan José? Esta vez sus comentarios son más importantes que nunca.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Las mujeres y los autos.


Estaba tomando unos tragos con Juan José, un buen amigo en un concurrido bar miraflorino. El motivo de la reunión era que él estaba a punto de comprarse un nuevo auto pues el que tenía, del año 92, ya le estaba ocasionando demasiados problemas. Con esa excusa me convocó junto a otros dos colegas, para escuchar nuestras opiniones. -Así que decidiste vender a tu hijo- le dije dándole unos golpecitos en el hombro, como quien da un pésame.- ¿Llegó el momento de despedir a tu fiel compañero de mil batallas? ¿Estás 100% seguro de que no lo vas a extrañar? Mi amigo sonrió intentando esconder sin mucho éxito la melancolía que sentía -La decisión está tomada- respondió luego de respirar profundamente- Es hora de que tomemos caminos separados. Lo que aún no he decidido, y para eso los he llamado, es que tipo de carro me conviene comprar: auto o camioneta, del año o de segunda. He estado averiguando alternativas interesantes de acuerdo a mi presupuesto y ya tengo mis candidatos.

-Oye y ¿Cómo te va con la chica que estas saliendo? ¿Cómo se llama? ¿Verónica?- me preguntó. -Pues te cuento que ya no estamos saliendo - le respondí mientras le hacía señas al mesero, pidiéndole otro trago- lo que pasa es que tenía ciertos problemas de comportamiento, así que decidí que nosotros también debíamos tomar caminos separados. -Qué pena cholo, estaba bien simpática! - me dijo. -Sí lo sé. Pero todo bien, yo también estoy evaluando a algunas candidatas interesantes- respondí. (Nos pusimos a reír celebrando la comparación.) -Pero, ¿Cuál fue el problema? Se te veía bien interesado- preguntó Juan José. -No seas sapo y toma a mi ritmo, que veo que el día de hoy estás un poco lento, no seas maricón.-Vale, vale, Salud entonces. -Salud, carajo. Secamos nuestros vasos cuando vimos llegar a Eduardo y Rubén, que nos saludaron efusivamente y ocuparon sus lugares.

-¿De qué nos hemos perdido? -preguntó Rubén.

-Estaba contándole a Luis que voy a vender mi auto y comprarme otro y él , me acaba de sorprender diciéndome que ya no sale con Verónica y estaba por contarme el motivo, cuando ustedes llegaron - contestó Juan José.

-¿Cómo te puedes dar el lujo de dejar ir a una chica así? Eres bien pelotudo- dijo Eduardo.

-Déjenme que les cuente y luego opinen, mother fuckers- me defendí. Todo estaba muy bien, habíamos salido varias veces, al cine, a cenar, a pasear, ya saben, toda la parafernalia que se acostumbra. Yo la miraba, aunque no lo crean, como una chica por la cual valía la pena colgar los chimpunes y retirarme de las canchas. Todo estaba perfecto, hasta que ella misma me invitó a tomar unos tragos hace un par de sábados. Hemos tomado como vikingos. Rara vez he conocido una chica que tome más que yo. Se secaba los vasos uno tras otro, sin hacerles asco. Luego nos fuimos a una disco. Ahí pasó lo impensable. Se encontró con un grupo de amigas con unas fachas de trabajadora de un night club. Se pusieron a bailar solas en la pista de baile. Aceptaban bailar con absolutamente cualquiera que las saque. Coqueteaban con todo el mundo. En menos de dos horas besó a tres chicos distintos que recién había conocido, todo frente a mis narices. Le dio su teléfono a otros dos. Esa noche me di cuenta, que Verónica era demasiado recorrida. No era la chica tranquila que yo pensaba.

-Absolutamente nada que discutirte - comentó Eduardo- cuando éramos jóvenes y queríamos aprender a manejar no importaba si el carro era usado, pero cuando tenemos que escoger al auto fijo, para toda la vida, es preferible elegir el más nuevo posible.

-Una mujer es en cierto sentido como un auto, la edad es como el año de fabricación, su experiencia es como su kilometraje, su estilo y forma de comportarse es el tipo de auto y sus formas, sus curvas, son su modelo, de tal forma que algunas son unas Mercedes Benz, unas Audis, incluso unas Aston Martins y otras en cambio, como las que Juan José frecuenta, son unas Ticos y Chevy taxis.-contribuyó Rubén, con aires de experto en la materia.

-Lo que acabas de decir es muy cierto - dijo Eduardo. Pero el que nunca haya salido con un chevy que arroje la primera piedra.

-Salud Carajo. - dijimos todos al tiempo que brindamos, con la solemnidad de una reunión de líderes reunidos en las Naciones Unidas.

Aunque estaba bastante claro que la conversación tenía cuestionables argumentos y podría escandalizar a personas susceptibles, me puse a pensar camino a casa que el mensaje de fondo tenía mucho de cierto. Un chico no quiere una novia demasiado recorrida, no quiere el auto en el que todos se han subido, una chica que cuando esta borracha se le regale a todos, que deambule en las discos de un lugar a otro como si fuese un carro chocón del Play Land Park. Es cierto que tanto el hombre como la mujer tienen derecho a explorar, pero todo dentro de ciertos límites. Que importante es para chicos y chicas saber cuidar nuestra propia depreciación.

lunes, 30 de julio de 2012

El primer paso.

Eran casi las cuatro de la mañana y yo estaba apoyado en la barra principal de la disco terminando la última botella de la noche con la ayuda de mis amigos. Mientras jugaba con los hielos de mi vaso de whisky como niño que juega con su sonajero, empecé a sentir que haber salido el día anterior había sido una muy mala idea. Empecé a sospechar que ya no estoy para estos trotes, que salir dos días seguidos a mi edad es un acto entre masoquista y suicida. No sé por qué, todo ello se me termina olvidando cada fin de semana y al final me dejo convencer por mi espíritu callejero.

Parada a pocos metros, estaba ella, dentro del box que queda justo al lado del DJ. Lucía un top negro, pantalón blue jeans oscuro, zapatos de tacón y un tatuaje en el cuello en forma de estrella. Yo seguía jugando con mi sonajero, y con cada sorbo consultaba a Johnnie Walker si debía o no sacarla a bailar. El manual de procedimientos indica que en estos casos, si vas a rebotar, es preferible hacerlo de la forma más discreta posible y ese box no era precisamente un lugar discreto. Lo más sensato en una situación de ese tipo, es proceder con una estrategia muy antigua pero útil, que se conoce como "hacer juego de luces", vale decir, intentar buscarle la mirada y de esa forma ver si da señales de interés. Para mi mala suerte ese día no llevaba puesto mis lentes de contacto, así que mis luces eran bajas. No alumbraban a más de dos metros.


Me di la vuelta para servirme el penúltimo vaso y le puse un poco más de hielo al sonajero. De repente giré a la derecha y advertí que la chica del tatuaje había abandonado su box. Lo primero que pasó por mi cabeza es que debía estar bailando con algún otro chico, no se si más guapo, pero definitivamente con mucho más cojones. Decepcionado conmigo mismo me castigué sirviéndome el doble, mientras me consolaba convenciéndome que todo pasa por algo. Sentí curiosidad por saber quien había sido el que sentenció mi noche al fracaso, pero por más que busqué no logré encontrarlos. De pronto, pasó lo inesperado. La chica del tatuaje de estrella, apareció y caminó hacia mi lado. Compró una botella de agua en la barra y se quedó ahí, a mi costado. Me empezó a hacer conversación, me sacó a bailar, me invitó a su box, me pidió el PIN del Blackberry y luego se fue, no sin antes quedar para salir otro día. En menos de cinco minutos completó el trabajo que a mí me había costado media hora iniciar.

Cabe resaltar que durante esos efímeros cinco minutos de gloria mi "Bitches Detector" no captó nada sospechoso. No había de parte de la chica de la estrella tatuada más intención que sociabilizar un poco. Nosotros los hombres nacemos con el detector incorporado y lo vamos actualizando y calibrando conforme vamos adquiriendo experiencia. Si de algo me puedo jactar es de contar con uno bastante bueno, con la exactitud de un reloj suizo. Su funcionamiento es simple: una vez que el objetivo está dentro del área de cobertura del radar, el software empieza a escanear y ponderar una serie de factores tales como: la forma de bailar, el trago que toma, el perfume que usa, el maquillaje, la ropa que lleva (el tamaño del escote, lo corto de la minifalda, etc.), la forma de hablar, los gestos, el grupo de amigas o acompañantes que la rodean, los patrones de su comportamiento, los mensajes subliminales de su conversación y lo que yo llamo el factor X, ese no se qué, que nos permite ya desde lejos saber que estas tratando con una bitch con todas las de la ley.  Este no era el caso, se los aseguro sin temor a equivocarme.

Lo ocurrido me dejó pensando durante todo el camino de regreso. No sé qué tan frecuente es que las chicas den el primer paso. Sin embargo creo yo que la frecuencia debería ser cada vez mayor. Creo que una mujer no debe tener miedo de tomar la iniciativa. Yo soy un fiel creyente de la igualdad de roles en los géneros. Yo creo que si las mujeres empezaran a hacerlo más seguido, aumentarían sus posibilidades de terminar estando con el chico que más les guste. El sistema habitual, el anticuado, hace que las chicas se limiten a elegir entre los pocos que se atrevieron a dar el primer paso, lo cual las pone en una posición ventajosa, pero con opciones limitadas. Les invito estimadas lectoras a hacer la prueba. No siempre va  a salir todo a pedir de boca. Al comienzo debe de ser difícil, sobre todo en una sociedad machista como la nuestra, pero yo siempre he pensado que las cosas más difíciles son las que en verdad valen la pena.

PD: Les comparto éste corto sketch que me pasaron. Es algo antiguo, pero está muy bueno.


viernes, 20 de julio de 2012

Casi una Experiencia Religiosa

Probablemente parte de mi forma de ser se debe al hecho de haber estudiado en un colegio no mixto. En mi colegio, que además de ser no mixto era parroquial, aprendí muchas cosas que forman parte de mi personalidad, para bien o para mal. Ahí aprendí entre otras cosas ciertos códigos que rigen las relaciones entre varones. Además me volví un experto en  dar y recibir apanados, en decir mi nombre completo con un eructo, en escribir el nombre de la chica que me gustaba orinando y a escupir con la precisión de un francotirador de un extremo a otro del salón. Pero de ciertos temas importantes, de los temas que me hubiese gustado aprender, como por ejemplo de chicas, cero. Ese tema misterioso, mis compañeros y yo lo tuvimos aprender en la calle, cada quien por su lado y como pudimos.

Quienes han estudiado en un colegio como el mío, saben bien que la primera estrategia es siempre la misma: hacernos amigos de las chicas de los colegios de mujeres más cercanos. Así se fueron formando muchas de las primeras parejas. No recuerdo bien por qué nunca me agradó esa posibilidad. Siempre he considerado el factor geográfico al elegir una pareja: si vive o estudia a dos cuadras de donde tú estás, esa excesiva cercanía podría ser demasiado peligrosa. En el caso de que termine la relación hay mucha posibilidad de volver a encontrarla de casualidad, muy en contra de tu voluntad. Prefiero evitar ese tipo de situaciones incómodas.

La segunda oportunidad para conocer chicas eran las famosas fiestas de 15 años. Durante casi un par de años mis amigos y yo nos entrenamos en esas gloriosas celebraciones en el difícil arte de conquistar. Qué mejor lugar para conocer chicas que en un lugar donde la comida y bebida es gratis y las chicas, maquilladas a más no poder, se ven mucho más guapas de lo que en realidad son. Todo eso, sumado a la ayuda que te daba Daddy Yankee y los 8 minutos que duraba su "Playero 37", te permitía en una sola canción, conocer una chica, bailar, besar, apuntar su teléfono e incluso declarar tu amor.  Luego vino el momento de hacer la confirmación. Ya que mi colegio era de hombres, decidí confirmarme en otra iglesia cercana, donde la confirmación fuese mixta. A pesar de que ya no era tan novato, me seguía sintiendo en desventaja, en comparación de los chicos que venían de colegios mixtos, que eran mucho más sociables que yo. Se formaban parejas cada semana, todos contra todas. Todos menos yo. Siempre me quedé un poco picón por no haber tenido el éxito que esperaba.

Tal fue la sensación de fracaso que al año siguiente, cuando mi amigo Javier me propuso la idea de confirmarnos por segunda vez, acepté sin dudarlo. Frank, el más ateo del salón también se nos unió en la aventura. El plan parecía perfecto. Inscribirnos en una confirmación que tenía la fama de contar con muchas chicas guapas, asistir a toda fiesta y kermesse posible y arrasar con todas las chicas que podamos. Esta vez las cosas serían diferentes, ya que éramos un año mayores y teníamos, según nosotros, mucha más experiencia. .

La semana siguiente llegamos súper puntuales a nuestro primer día de confirmación. Tanto así que fuimos los primeros en llegar. Entramos al salón y vimos que habían acomodado las sillas en forma de "U". Nos sentamos en uno de los extremos. Poco a poco fueron llegando personas y se fue llenando el salón. Me llamó la atención que todos se veían mucho mayores que nosotros, incluso habían algunas señoras de la edad de nuestras mamás.

Yo: -¿Y las chicas guapas a qué hora llegan?
Javier: - No seas desesperado, las chicas guapas siempre llegan tarde. (Muy cierto)

De repente llegó uno de los catequistas y con voz ceremoniosa no pidió que hincados de rodillas, recemos esperando "al santísimo".

Frank: -¿Qué dijo ese huevón?
Javier: -No sé, pero hagamos lo que hacen los demás.

Los tres nos arrodillamos y nos pusimos a rezar cerca de media hora. Ya me había resado unos cincuenta padres nuestros y cincuenta aves marías cuando de pronto entró un señor vestido con más adornos que el Papa. Llevaba una gran copa dorada en la mano. (Me pregunté si se trataba del "santísimo" al que se habían referido.) De repente empezó a hacer unas oraciones medio raras en latín mientras todos seguían de rodillas con los ojos cerrados. Yo no veía la hora de que todo acabe. Las cosas no estaban saliendo para nada como lo había imaginado. Al poco rato, el sacerdote cogió la copa, la levanto haciendo la pose de ganador del Grand Prix y se acercó al primer feligrés. Le colocó la copa en la frente mientras recitaba en voz alta unas oraciones en latín y así fue pasando uno a uno delante de todos. Ante mi sorpresa, cada vez que la copa dorada tocaba la frente de alguien, éste empezaba a temblar, a llorar, a vociferar cosas raras y finalmente caía desmayado al suelo temblando como quien sufre un ataque de epilepsia. Todos y sin excepción tuvieron la misma reacción. Uno a uno iban cayendo desmayados al piso en una especie de reacción en cadena. Mis amigos y yo nos mirábamos de reojo. No podíamos creer lo que estaba pasando. Lo peor de todo era que la copa estaba por llegar a nosotros. ¿Será que estábamos a punto de ser tocados por la gracia del santísimo? Le tocó el turno a Frank. Felizmente no le hizo efecto. No hubiese podido aguantar la risa de verlo temblando en el suelo, convulsionando como perro con distemper. El cura insistió y se quedó buen tiempo vociferando palabras raras, pero por más que intentó, no consiguió doblegarlo. A decir verdad, a ninguno de los tres nos hizo efecto. O se trataba de un fraude o para encantarnos a nosotros hace falta una copa más grande. Al padre no le quedó más que resignarse y seguir con los demás. Cuando terminó la ceremonia, aprovechamos para huir con la excusa de ir al baño. Nunca más regresamos a ese extraño lugar.

Cuántas cosas raras nos pueden pasar por andar persiguiendo chicas.  Felizmente hoy en día ya muchos colegios se están volviendo mixtos. Creo yo que es una muy acertada decisión. Es una gran ventaja que uno aprenda de joven a relacionarse con el sexo opuesto. A lo mejor eso te ayuda a entender a las chicas un poco más. Finalmente si la vida es mixta, ¿Por qué no la educación?


Pd: Les dejo éste MIX del Playero 37 que estoy seguro a muchos les traerá buenos recuerdos.


miércoles, 11 de julio de 2012

El amor duele

Al cumplir 4 años me mudé a San Miguel. A la conmoción del cambio de casa, le siguió casi de inmediato, el alboroto de mi debut en el mundo de los estudios. La semana previa, me dotaron de una gran cantidad de útiles escolares: mochila, libros, cuadernos, plumones, lápices de colores, crayolas, plastelinas, papeles de colores como para empapelar toda una casa (por dentro y por fuera), un pote enorme de Goma David, los famosos forros para cuaderno Vinifan, palitos de helado, etc. Tenía más materiales que un alumno de arquitectura o bellas artes. Recuerdo bien que ese lunes me levantaron a traición a las 7 de la madrugada. Me vistieron aún dormido y luego de acicalarme me llevaron de la mano caminando a cuadra y media de mi casa. En el camino me di cuenta que llevaba puesto un ridículo mandil verde con una pechera, que combinado con mi peinado de raya al costado y mi mochila de los pitufos me hacían lucir como todo un perdedor. Así empezó mi primer día de clases en el Nido Jardín "Santa Florencia". Créanlo o no, yo no fui de los que llegaron llorando. No estaba triste, diría más bien que estaba sorprendido. En el camino mi mamá me fue explicando todo y yo escuchaba atento, con una mezcla de entusiasmo y curiosidad.

Nos recibió en la puerta de ingreso quien se hacía llamar "Miss Milagros" y nos hizo un recorrido por las instalaciones. Luego de colocar mi nombre en mi pecho valiéndose de un sticker y un plumón me llevó al salón de los pollitos, a partir de ese día mi salón. Eramos diez en total, cinco niños y cinco niñas. Me entusiasmaba mucho el saber que estaba a punto de recibir entre esas cuatro paredes lecciones de vida que me habrían de servir por siempre, que me ayudarían a desarrollar habilidades imprescindibles, que me permitirían desarrollar mi inteligencia a niveles insospechados, ¿A hacer bolitas de papel crepé y pegarlos en una hoja Bond? ¿Qué carajos? Desilusionado, empecé a sospechar que no iba a aprender nada realmente importante. Pronto descubriría que estaba totalmente equivocado.

Al día siguiente volví al jardín, ya con menos emoción. Me sorprendió a la entrada Rosario, por mucho la niña más guapa del salón. Me había pasado todo el día anterior intentando llamar su atención sin mucho éxito. A decir verdad ni siquiera cruzamos palabra. Esa mañana, sin embargo, ella se me acercó y me entregó un pedacito de papel doblado. -Es para ti, me dijo. Me le quedé mirando unos segundos, intentando decir una frase interesante pero, seamos sinceros, ¿Qué frase interesante se le puede ocurrir a un niño a los 4 años? Sólo atiné a agradecer. Durante las clases abrí con mucho cuidado el papel, cuidando que nadie me vea. Distinguí un corazón dibujado pintado con varios colores. Fue la primera vez que una chica me hacía sonrojar. Me sentí raro, una sonrisa se dibujó en mi rostro. Inconscientemente intuí que ese pedazo de papel escondía un claro mensaje de simpatía hacia mí, a lo mejor algo más. De repente llegó el recreo. Salimos todos haciendo escándalo al patio. Alguien sugirió jugar a los encantados y todos suscribimos la moción. Como se imaginarán mi objetivo estaba totalmente definido: "encantar" a Rosario. Tan pronto inició el juego, ella me hizo una mueca y empezó a correr. En ese momento descubrí que además de guapa, era bastante veloz. Era una excelente oportunidad para mostrarle mis habilidades físicas y sorprenderla. Corrí tras ella de arriba a abajo, ignorando que la vida me estaba enseñando en esos precisos momentos una primera lección: perseguir a la chica que te gusta es a veces una tarea bastante difícil.

Corrí tras de ella como el coyote tras el correcaminos. En la persecución atropellé a uno de mis compañeros y lo hice caer de nalgas. El muy marica empezó a llorar. Ese pequeño accidente no me iba a detener. Además no fue mi culpa, yo corría en preferencial. De repente Rosario ingresó a un salón que se encontraba vacío. Estaba completamente acorralada y sin escapatoria. Era la única que faltaba. Mis colegas llegaron uno a uno a presenciar mi momento de gloria. Aún quedaba un minuto de recreo. Todo iba perfecto. Me acerqué lento, para no asustarla, listo para finalizar el juego y recibir la ovación correspondiente. De repente  ella retrocede, salta y me endosa una patada voladora en la boca con una precisión que el Kung fu jamás ha conocido y al más puro estilo de Kill Bill. Mientras mis ojos se llenaban de lágrimas, mi diente caía en cámara lenta al suelo al tiempo que mi sangre iba manchando el piso, mi orgullo y mi mandil de perdedor. Lo más gracioso fue que mi agresora, al ver que llegaba la directora, empezó a llorar desconsolada. Miss Milagros llamó esa tarde a nuestros padres a la dirección. Rosario explicó llorando que me pateó en defensa propia. El chico que empujé también me acusó chillando como una madgdalena. De más está decir que me imputaron todos los cargos: atropello en primer grado y acoso en centro estudiantil. Al llegar a casa, el juez me sentenció a un mes de quehaceres domésticos forzados y sin goce de haber. Segunda y última lección aprendida: "Andar persiguiendo chicas puede ser muy divertido, pero es al mismo tiempo un juego bastante peligroso".





lunes, 9 de julio de 2012

No busco novia: Primer Post

Este día me desperté con la certeza que el haber superado la modesta cantidad de 20 000 lecturas y 400 Me gusta hace ineludible la obligación de dedicar un pequeño post a explicar un poco cómo nació "No busco novia" y de paso, contarles un poco acerca de éste novato, principiante, imberbe y autodidacta remedo de escritor. 

Lo primero que debo confesar es que nunca antes había escrito. Nunca he tenido nada que ver con la literatura, las ciencias de la comunicación o algo que se le parezca. Jamás me llamó la atención escribir, básicamente porque me considero muy malo en esto. Incluso de adolescente, cuando tuve que escribir alguna carta de amor para empezar o terminar una relación, tenía que recurrir a algún desinteresado amigo que quisiera hacerlas de escribano a cambio de unas monedas. (Tan desinteresados no eran los muy hijos de puta.) Sospecho que todo nace por la antipatía que me causaba mi profesora de literatura sumada a mi natural poca necesidad de comunicación, que me empujó siempre a no decir más de lo necesario.

Entonces, ¿Cómo así decidí iniciar ésta aventura? La respuesta es un poco tonta, pero ahí les va: Hace poco más de un año, un amigo del trabajo me dijo que todos, antes de morir, deberíamos plantar un árbol y escribir un libro. A lo que yo respondí con un simple pero contundente: "Hablas huevadas". Pocas semanas después una amiga me dijo que yo tenía cierto parecido con Renato Cisneros, autor de algunos libros y del célebre blog Busco Novia. Yo no sabía quién era, nunca jamás había leído un blog. Así que le respondí con un cariñoso: "Hablas huevadas". Algunas semanas después hice un viaje a Iquitos y conocí a una muy buena amiga de nacionalidad Belga. Entre varias conversaciones y copas de vino ella me dijo que en la vida uno tiene que hacer aquellas cosas que le gustan, cosas que a pesar de hacerlas gratis, nos den una gran satisfacción personal. No recuerdo bien que le respondí. Sólo sé que sus palabras se quedaron dando vueltas en mi cabeza, mezclándose y macerándose con las de mis otros dos amigos hasta que un día, de esos en los que no tenía nada que hacer, decidí crear el blog que estás leyendo en estos momentos y escribir mi primer post. Para darle la contra a mi amiga decidí bautizarlo como No busco novia.

A pesar que todo nació como un experimento y que mis expectativas eran casi nulas, les debo contar que estoy bastante sorprendido con los resultados. Se perfectamente que 20 000 lecturas y 400 Me gusta, es una cifra insignificante en la blogósfera y el ciberespacio. A lo mejor si me animara a filmarme corriendo desnudo en hora punta por alguna avenida principal  y lo subiera en el YOUTUBE, alcanzaría un mayor número de visitas. No teman. Jamás haría algo así, por dignidad y respeto a la salud mental de todos ustedes. No es la búsqueda de popularidad ni fama lo que anima a escribir. Es simplemente la emoción que se siente cuando veo que la cantidad de lecturas aumenta, cuando alguien le pone Me gusta al blog, cuando lo comparten y sobre todo la indescriptible satisfacción que se siente cuando alguien se toma el tiempo de comentar, para compartir alguna experiencia o decir que le ha gustado lo que acaba de leer. No les podría explicar la felicidad se siente.

No Busco Novia no es un diario personal, a pesar que está basada en mi vida, en cosas que he visto o he presenciado. No es un manual, principalmente porque no tengo todas las respuestas. Diría que tengo más preguntas que respuestas, como todos. No busco novia no es un eslogan, ni una advertencia para las chicas que tengan la desventura de conocerme en persona. A pesar que el nombre nació por casualidad, podría decir que es más o menos una filosofía de vida. Yo creo que el amor es algo que hay que tomarlo con calma, que no hay que perseguir con excesiva desesperación, es algo que llega sólo y cuando tiene que llegar, que cae por su propio peso.  Es algo que no se puede forzar ni apresurar y que cuando llega se tiene que valorar y cuidar.

Termino el post aclarando que no me considero un escritor y tal vez nunca lo sea. No escribo para ganar dinero ni algún premio, ni siquiera el más ínfimo. Escribo con la ilusión de que algún post, alguna historia o alguna frase llegue a la persona y en el momento indicado. Que sirva a algún lector o lectora de motivación para iniciar o conseguir algo bueno, tal cual me pasó a mí con mis tres amigos, culpables sin saberlo, de éste blog.


PD: Aprovecharé este post para responder a cualquier tipo de pregunta que deseen hacer y tomar nota de cualquier sugerencia.

viernes, 29 de junio de 2012

Las mayores mentiras que decimos los hombres

Estimada lectora, ¿Te imaginas un mundo donde las parejas sólo se pudieran decir la verdad y nadie mintiese? Un mundo donde no hubiese grandes mentiras ni pequeñas mentiras. Sería  maravilloso, ¿Verdad? Si fuiste capaz de imaginarlo, si por un segundo se te ocurrió pensar que estaba hablando en serio, estás un poco grave. Deja ya de ver novelas y películas románticas que te estás causando un daño irreparable. Te pido por favor que bajes inmediatamente de esa nube donde sin querer te hice caminar. Lamento desilusionarte, pero siento el deber moral de informarte que ese mundo simplemente no existe.  

Muchas veces he escuchado a algunas amigas presumir sobre lo sinceros que son sus novios. Pobrecitas. Bien dicen que no hay peor mentira que las que nos decimos a nosotros mismos. Yo conozco a sus novios bastante bien, y por ello puedo saber que podrán ser muy buenos tipos, pero 100% sinceros no son. Eso es imposible.  Para que una relación prevalezca, hay verdades que es mejor no decir y hay preguntas que es mejor no hacer.





No quiero decir con esto que los hombres somos mentirosos por naturaleza. Muchas veces nosotros preferiríamos decir la verdad, sin embargo tenemos claro que en ciertas ocasiones y en ciertos temas eso es imposible por una simple y sencilla razón: No soportaríamos las nefastas e irremediables consecuencias de hacerlo.

Las 9 mayores mentiras que decimos los hombres:

1) Juan: -"Amor la pasé bien ayer. Salí con unos amigos a tomar a un bar." Pues bien, esa afirmación es totalmente cierta, saliste a tomar a un bar con tus amigos. Pero creo que se te olvidó mencionar un pequeño e insignificante detalle, tus amigos habían invitado a 5 chicas. Tú no lo sabías, y no hiciste nada malo, sin embargo, ¿Para que incomodar a tu flaca que es tan celosa contándole ese insignificante detalle? Además, si ella no lo preguntó, entonces no tenías por qué decirlo, ¿Cierto?


2) Juan: -"Mi vida, me encanta como cocinas": Nunca jamás pensaste que fuese posible que a alguien le pudieran quedar tan mal un puré de caja o una sopa de sobre. El puré parece engrudo, necesitar tomar bastante agua para no morir ahogado y la sopa está totalmente aguada, la receta decía 3 tazas de agua, no 3 litros. Sin embargo tú, loco enamorado, tienes muy claro que es preferible tomar antiácidos después de esa tortura a la que has sido expuesto que enfrentar el llanto y los reclamos de una mujer que se siente despreciada en la cocina. Encima eres tan valiente, que repites.

3) Juan: -"Me encantan las películas románticas": Esta mentiras la dices con la finalidad de evitar una discusión infructuosa y ahorrar tiempo, saliva y energía. Sabes muy bien que al final saldrás perdiendo. Ya lo has intentado mil veces y la conclusión es irrefutable: "Explicar a tu novia que tan aburridas, cursis,  tontas y poco realistas son las películas románticas es una causa perdida.
 
4) Juan: -"No, no te ves gorda amor." Tu novia se prepara para salir por la noche, y tú la esperas en su sala por horas y horas. Por fin aparece preguntando: ¿Me veo gorda con este vestido?  Tú la vez y te das cuenta que tantas salidas al Chilis, al Kentucky, a PapaJohns le han pasado factura. Notas al instante ciertas protuberancias donde hace tres años no había. Sin embargo, no importa cuál sea la realidad, la mejor respuesta ante esa situación es siempre un "No, desde luego que no te ves gorda", seguida por la expresión "Te ves hermosa".

5) Juan: -"Yo nunca he ido a un night club, no me gustan los night club". Si claro, seguro esas mujeres que dan vueltas de un tubo con diminutas prendas son asquerosas, ¿Verdad? ¿Están horribles esas colombianas de medidas perfectas, no?  Seguramente las últimas cuatro despedidas de soltero de tus amigos las celebraron jugando monopolio. Eres el único hombre que ver mujeres semidesnudas bailando en el escenario le causa nauseas, pobre de ti buen Juan.


6) Juan: -"No le estaba mirando los pechos, yo sólo tengo ojos para ti". Mientes, maldito. Le has contado todas y cada una de las pecas que te permiten ver el escote y las que no puedes ver, te las has imaginado. Incluso has fantaseado y pensado en situaciones que no voy a escribir en éste post, para no afectar la susceptibilidad de algunos.

7) Juan: -"Nunca he pensado en acostarme alguna de tus amigas" Sí Juan. Piensas en ello todo el tiempo, no lo niegues. Lo peor de todo es que cuando estás en tragos, te has imaginado incluso con las feas. No quiere decir que lo vas a hacer, pero alguna vez has pensado en ello. Además has pensado en proponerle hacer un trío y filmarte. Jamás lo admitirás y jamás se lo dirás. 



8) Juan: -"Yo nunca pensaría en engañarte": Me vas a decir ahora que si Scarlett Johansson entrara a tu habitación como dios la trajo al mundo y se arrojara desnuda a sus pies suplicando que satisfagas sus más bajos instintos, ¿Ni siquiera te plantearías  la posibilidad? 


9) Juan: -"Nunca, jamás te mentiría". Claro pelotudo ¿Y las 8 mentiras que acabo de desenmascarar? No hay peor mentiroso que el que asegura que nunca ha mentido o que nunca jamás mentiría. De esas personas yo me cuidaría el doble. 

Espero que haya quedado claro. En ocasiones no queda otra alternativa que omitir la verdad, que decirla a medias, que maquillarla un poco e incluso recurrir a la mentira. Todo ello podemos entenderlo como una simple optimización en la administración de la verdad. ¿Te imaginas un mundo donde no existiera la mentira? Un mundo donde no hubiera mentiras grandes ni pequeñas. Sólo existe en las películas de ficción. Te dejo aquí un fragmento de una película interesante llamada la invención de la mentira.



sábado, 23 de junio de 2012

La Máscara

Recuerdo perfectamente la primera vez que se manifestó la extraña condición que hasta el día de hoy me afecta, especialmente los fines de semana. Era mi cumpleaños número 20. Finalmente le daba la bienvenida a la muy esperada "base 2", hasta el momento la etapa más divertida de mi vida. Les tengo que confesar, que normalmente no me gusta celebrar mi cumpleaños, sin embargo, había decidido que esa noche todo sería diferente. Me disfracé con toda la ropa nueva que me yo mismo me había regalado y me fui a encontrar con mis dos primos hermanos. Luego de hacer un tour sin mucho éxito por algunas discotecas de Lima, decidimos quedarnos en una, cuyo nombre no pienso decir por dignidad.

La noche transcurría con normalidad. Empezamos tranquilos, tomando unas cervezas bien heladas para enjuagar un poco las tripas. La discoteca se iba llenando de chicas de ceñidos pantalones que conforme pasaban los minutos y las cervezas se iban volviendo más guapas. Esa es una de las bondades del alcohol, te ayuda a apreciar la belleza de la mujer. Teníamos en nuestro haber unas cinco cervezas, cuando decidimos que era hora de tomar algo un poco más fuerte. Como macho que se respeta no le hace ascos a ningún trago, elegimos comprar una botella de tequila Pepe Cuervo. Los shots entraban uno tras otro con una clase y categoría envidiables. Grave error. De repente voy al baño a echarme una firma. Cuando regresé a mi mesa, se habían abonado 3 chicas muy guapas. (Quiero pensar que eran guapas, en realidad no estoy tan seguro). -Salud por el cumpleañero! -Salud Carajo! -¿Una botella más o no hay huevos? -Hay huevos y para regalar! Pedimos una segunda botella y saluuuuud con todos! De pronto, los ojos me pesaban. Los cerré dos segundos.



Cuando los volví a abrir, estaba echado en mi cama. Me despertó mi madre cariñosamente, como es costumbre, valiéndose de una de sus armas más letales e infalibles: su aspiradora. Sentía que mi cuarto daba vueltas. La cabeza me estallaba. Me levanté y senté en el borde de la cama. Mi primera reacción fue buscar mi billetera y mi celular. Los encontré intactos en mi bolsillo del pantalón, tirado a un lado. Empecé a repasar mentalmente uno a uno los hechos de la noche anterior. Como en la película "el efecto mariposa", me sangró la nariz y empecé a revivir todos los momentos. La película se cortó de golpe justo en la escena en que destapamos la segunda botella. De ahí en adelante no recordaba nada. ¿Cómo diablos llegué a mi casa? ¿Llegué sólo? ¿Cómo pude dar las indicaciones al taxista? ¿De quién es éste número que tengo grabado en el antebrazo? ¿Cómo llegó este chupetón a mi cuello? Llamé de inmediato a mis primos en busca de respuestas. Lamentablemente ellos tampoco recordaban muy bien lo que había pasado. Ante la duda, decidí que nunca jamás regresaría a esa discoteca.

Pero como bien sabes, estimado lector: "Nunca digas nunca". Cuatro meses después regresé a esa disco, ésta vez con un grupo de amigos. Para mi total sorpresa, absolutamente todos los que ahí trabajaban se acordaban de mí. La señora que vendía cigarrillos en la puerta, los grandulones de seguridad, el barman y las meseras, todos me saludaban por mi nombre. Me hablaban con total familiaridad, me preguntaban por mis primos, incluso me invitaron un vaso de whisky, cortesía de la casa. Por mucho que intenté, no los pude reconocer. Con el tiempo he logrado comprender la situación:  Yo soy como Jim Carrey en la Máscara. Tengo dos personalidades totalmente distintas, antes y después de tomar. Cuando estoy sobrio, soy algo serio, callado, un poco tímido, parco, pero basta que tome algunos vasos de alcohol para que empiece mi transformación. Aflora mi alter ego, como Clark Kent y Superman, como el doctor Banner y Hulk. Me envalentono, me pongo hablador, se manifiesta un lado oscuro de mi personalidad, algo loco, travieso, sin verguenza. Sigo siendo yo, y al mismo tiempo soy otro. Eso fue lo que me pasó aquella noche. Eso es lo que me pasa muy a menudo, los fines de semana. A lo mejor en el fondo eso nos pasa a todos. He visto que algunos cuando toman se ponen agresivos, torpes, pesados o se duermen. Por suerte mi transformación creo yo, es positiva. Por tal motivo he decidido resignarme a vivir con ésta condición y debo admitir que lo disfruto.

PD: Les dejo este fragmento de la película La Máscara, una de mis escenas favoritas: